Uno que llega y otro que se va, mientras uno escribe estas líneas, este crucero, de los más importantes que ha dado la historia de la navegación, está cumpliendo su última vuelta al mundo antes de anclar en algunos meses en Dubai, donde pasará a convertirse en un hotel de auténtico lujo para quienes no hayan podido conocerlo mientras se disponía a cruzar las aguas del mundo o para que vuelvan a hacerlo los afortunados que ya lo habían contratado.
Hace poco más de diez días, el Queen Elisabeth partió desde Inglaterra, 41 años después de haberlo hecho por primera vez, en aquella oportunidad siendo inaugurado ni más ni menos que por la reina Isabel II. Ostentó orgullosamente por casi 30 años el hecho de ser el mayor barco del mundo, entre 1968 y 1996, y pasará a ser hotel el próximo viernes, cuando llegue a su destino final.
Más allá de sus más de 25 vueltas al mundo en todos sus años de servicio, el Queen Elisabeth también sorprendió al participar en la guerra de Malvinas que enfrentó a Inglaterra y la Argentina en 1982, encargándose en aquella histórica oportunidad de trasladar a los soldados norteamericanos y europeos que concurrieron al frente de batalla.
A partir del 27 de este mes, sus más de 900 camarotes quedarán fijos para siempre en forma de alojamiento flotante, pero el recuerdo de sus interminables viajes a lo largo del mundo seguirá moviéndose en la mente de todos los lo que hayan visto su magnificencia en algún punto del planeta.