Imagen de la semana: terrazas de popa del Crystal Serenity

Todos los cruceros tienen un espacio en el que pasarías horas. Un rincón en el que te sientes como en casa, mejor que en casa mejor dicho. Un espacio en el que encuentras esos momentos para relajarte, mirar al infinito, y desconectar de verdad.

Normalmente me encantan los espacios de proa, más concretamente algún espacio en el que puedes estar resguardado del mal tiempo o del calor excesivo, algo de música relajante y asientos cómodos para dedicarte a actividades como la lectura (muy recomendable a bordo de un crucero, si te gusta leer llévate un par de buenos libros que los disfrutarás como nunca).

En el NCL Gem, por ejemplo, mi espacio fué el Spinaker Lounge., una de las mejores estancias del crucero, con camas, asientos "ala" chill out, música ambiente tipo jazz, chill out, etc... y una posición en la proa del crucero que daban la sensación de encontrarse en el puente de mando del NCL Gem.

En el Oosterdam de Holland America había una sala parecida, aunque algo más formal, salón que por cierto ha sido imagen de la semana en ViajarenCruceros, el Crows Nest.

En el caso del Crystal Serenity encontré ese espacio a penas embarcar y dejar las maletas en el camarote. Al mismo momento de salir del camarote nos llamó la atención la cantidad de luz que tenían los pasillos, y su fuente: el mismo final del pasillo.

Efectivamente, al tratarse de un crucero de tamaño medio, los pasillos no son infinitos, y en el diseño han aprovechado esa distribución para dejar puertas en la popa del crucero con acceso desde los pasillos de los camarotes.

El resultado? Tienes la sensación de encontrarte en el pasillo de un yate privado que te lleva a las terrazas de popa. Unas terrazas, estas si, que han sido uno de  mis espacios favoritos por muchas razones durante todo el crucero.

En los momentos de navegación es una auténtico placer navegar por zonas cálidas (mediterráneo, caribe, ...) y tomarse un refresco en sus mesas, o dedicar el día a la lectura tumbados en alguna de sus hamacas.

Pero, lo mejor del espacio, es que a penas está masificado. Es más, raramente encontrarás a más de 3 o 4 personas sentadas en las hamacas de alguna de sus terrazas, y en tal caso siempre puedes decidir trasladarte a alguna de las otras cubiertas que también disponen de idénticas terrazas.

En las dos imágenes siguientes podéis observar esa sensación de encontraros en un yate privado. La última imagen es de Vanesa, disfrutando del día de navegación, el mejor que hemos tenido a bordo de un crucero.