Los rompehielos

Como bien se sabe, entre los distintos barcos que uno puede encontrarse por los mares y océanos del mundo, los mismos pueden ser distinguidos según sus usos, especificaciones técnicas etc. En este caso, haremos hincapié en los rompehielos, fundamentales a lo largo de la historia para abrir el paso a sus compañeros destinados al comercio y turismo.

Básicamente, para que un barco sea considerado como rompehielo, debe cumplir con tres cualidades que lo distinguen de los demás navíos. En primer término, tiene que contar indefectiblemente con un casco delantero especialmente reforzado, que le permita soportar el constante impacto de las aguas congeladas contra su superficie.

También hay que hablar de la forma del caso, que debe ser similar a la de una v corta, para permitir las roturas de los hielos antárticos con mayor facilidad. Por último, y casi como algo obvio, estas embarcaciones deben contar con una fuerza apropiada para no detenerse de ninguna manera, por muy fuerte que sean los pedazos de hielo.

En cuanto al sistema para el rompimiento de las aguas, es el siguiente: se supone que el mismo peso del barco lo romperá al chocar con este, en caso de no hacerlo, el segundo paso obligado, y que cumplen los mejores rompehielos del mundo, es enviar las aguas congeladas por debajo del navío, para permitir un avance más eficiente del mismo.

La idea como objetivo principal de los rompehielos es dejar una forma de estela a su paso, que divida las aguas y permita posteriormente el paso de embarcaciones destinadas al comercio o turismo.

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