El Queen Mary, historia pura (I)

Entre todos los cruceros que podemos ahora y podremos destacar en un futuro, no habrá ninguno que sobresalga de la forma que lo ha hecho este desde su creación hace ya unos 70 años. A continuación analizaremos el por qué de la importancia que se le dio desde siempre a este barco, por el que incluso el mismísimo Hitler llegó a ofrecer recompensa por su hundimiento.

Si bien la construcción del Queen Mary estaba prevista para 1932, lo cierto es que la crisis mundial que afectó principalmente a las mayores compañías en los Estados Unidos a fines de la década anterior retrasó las obras, aunque las mismas sí tuvieron su comienzo tres años después gracias a la fusión de las compañías Cunard y White Star Line, quedando como resultante la Cunard White Star Ltd.

Gracias a este acuerdo y también la generosa contribución del estado norteamericano, que aportó unos nueve millones de dólares a la construcción del Queen Mary, el sueño de muchos capitalistas pudo verse realizado. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, el barco permaneció en el puerto de Nueva York debido a la envidia que generaba en sus potencias enemigas europeas.

Entonces, y tras un viaje a Sydney para sufrir algunas modificaciones en el diseño original interior de la nave, el Queen Mary se dedicó junto a su gemela Queen Elizabeth a operar como barco de guerra, transportando soldados y toda clase de armamento a donde fuese necesario según la ocasión.